Desde la tranquilidad de José Ignacio hasta la energía de Montoya y Bikini, cada rincón ofrece una experiencia diferente. Las playas in y out, y todos los estilos
Punta del Este inaugura su temporada 2025 con un brillo particular. Sus playas llenas durante el último fin de semana del 2024 no solo evidencian una marcada presencia del turismo, sino que además marcan el comienzo de un verano lleno de posibilidades, desde escenarios naturales inigualables hasta una oferta cada vez más competitiva en servicios y precios.
Según la Dirección de Migración de Uruguay, más de 114.000 argentinos ya arribaron a sus costas, atraídos por paisajes únicos e incentivos pensados para favorecer el bolsillo de los visitantes.
La propuesta de los balneario combina la elegancia clásica de Punta del Este con una amplia diversidad de experiencias distribuidas en cuatro zonas que resaltan por su identidad particular. Las tranquilas aguas de la Mansa conviven con el encanto familiar del arroyo Maldonado en La Barra, mientras que Montoya y Bikini ofrecen un ambiente más juvenil y dinámico, con opciones ideales para quienes buscan diversión y socialización. La exclusividad y el lujo se concentran en José Ignacio, un enclave sofisticado que mantiene su carácter único, mientras que Solanas abandonó su protagonismo.
Lo cierto es que cada rincón ofrece alternativas adaptadas a distintos públicos, que consolidan a Punta del Este como uno de los destinos preferidos por los turistas de la región. Además, el estilo y la moda definen la temporada de verano, convirtiéndose en parte esencial de la experiencia.
Los looks playeros varían según el tipo de balneario y el ambiente que lo rodea: desde zonas familiares, con prendas cómodas y relajadas que predominan en el paisaje, hasta espacios como Bikini o José Ignacio, donde los atuendos sofisticados y audaces son protagonistas de la escena.
José Ignacio: lujo y sofisticación
Reconocido por su encanto único, José Ignacio combina la serenidad de un pueblo de pescadores con el glamour que aportan sus visitantes habituales. Este destino, famoso por playas como La Juanita, La Brava y La Mansa, se ha consolidado como un lugar donde el lujo y la privacidad se destacan en escenarios naturales.
El pueblo, que a lo largo de los años ha sumado locales de ropa y restaurantes, aún conserva su carácter pintoresco y atrae a fotógrafos que recorren su costa en busca de figuras conocidas, algunas, de las cuales ya son habitués de estos paisajes y añaden un toque cosmopolita al lugar.
Sobre estas arenas, nada queda librado al azar, ni siquiera los peinados y el maquillaje, que combinan con anteojos de sol italianos o franceses. Túnicas bordadas, camperas de cuero y bikinis metalizadas con estampados audaces, como el animal print, reinan entre sus visitantes.
A la hora de comer, La Huella se consagra como el epicentro gastronómico de la zona, con el mar en el horizonte y una experiencia que combina alta cocina con un ambiente relajado, cuenta con platos que van desde su tradicional corvina a la parrilla hasta su icónico volcán de dulce de leche con helado de banana.
Montoya: el paraíso del surf y los deportes
Ubicada en La Barra, Montoya es la playa preferida por los jóvenes y las parejas que buscan un ambiente activo y animado. Sus arenas blancas y su buen oleaje la convierten en un lugar ideal para los aficionados al surf y otras actividades recreativas. Aquí, los grupos de amigos suelen organizar partidos de fútbol en la arena, mientras que las familias disfrutan de un entorno vibrante pero acogedor.
“Punta del Este está repleta de argentinos, se nota en la cantidad de autos que circulan, y se ve por la gran afluencia en los paradores”, afirmó Marcelo Paz, concesionario del parador Moby Dick Montoya. Durante los días más soleados, esta playa destaca por su actividad constante que combina deportes y encuentros sociales.
El Parador Moby Dick, situado en esta playa, es un punto de encuentro para los visitantes que buscan una propuesta gastronómica variada. Con tablas de frutos de mar por 2100 pesos uruguayos, ideal para dos personas, los clásicos chivitos uruguayos y hamburguesas completas, por 850 y opciones más ligeras, como un licuado a 390 pesos, la comida también es protagonista de este lugar.
La Mansa y La Punta: tradición y comodidad
La Mansa y la Punta representan el lado más tradicional y familiar de Punta del Este, ideal para quienes buscan tranquilidad y servicios completos.
La Mansa, con sus aguas calmas y arenas amplias, resulta perfecta para familias que priorizan la seguridad de los niños y la comodidad de sus instalaciones. La Punta, por su parte, combina la serenidad del paisaje con la actividad de paradores icónicos como Ovo Beach y Marangatu.
“Hoy en día, sentarse a comer en Uruguay no sorprende ni asusta a los argentinos, ya que algunos precios son más baratos que en Buenos Aires”, aseguró Martín Laventure, director de Turismo de Maldonado. Esta ventaja, combinada con los incentivos fiscales como la devolución del IVA y la estabilidad de precios, ha fortalecido la afluencia de turistas en esta zona clásica.
En estas playas, los servicios incluyen alquiler de sombrillas y camastros, con precios que rondan los 7 dólares para una sombrilla y 40 dólares para un set de cuatro personas. La oferta gastronómica es amplia: una hamburguesa o un pancho puede costar 5 dólares, mientras que opciones más elaboradas, como una provoleta, están disponibles desde 14 dólares.
La ubicación estratégica de estas playas, donde el océano Atlántico y el río de la Plata se encuentran, ofrece un paisaje único que refuerza su atractivo como referente turístico.
La Barra y el arroyo Maldonado: tranquilidad y naturaleza
La Barra, conocida por su entorno bohemio y su cercanía al arroyo Maldonado, es un espacio que combina naturaleza y versatilidad. El arroyo, conocido como “el arroyito”, es un refugio para familias con niños pequeños gracias a sus aguas tranquilas y libres de olas. Durante los días ventosos, muchos visitantes eligen este lugar como alternativa para disfrutar de la playa sin las corrientes del océano.
Además de su entorno natural, La Barra también incluye playas que atraen a un público más adulto y su ubicación estratégica conecta la tranquilidad de los balnearios familiares con los más animados, lo que la convierte en un punto de encuentro versátil.
“Uruguay ha mantenido precios estables y una inflación muy baja, lo que, combinado con descuentos, atrae más aún a los turistas”, señaló Remo Monzeglio, viceministro de Turismo. Estos beneficios consolidan la región como una opción atractiva para familias y visitantes de todas las edades.
Bikini: exclusividad y ambiente juvenil
Bikini es el lugar donde el ambiente exclusivo se combina con la energía de los jóvenes, creando una experiencia única en Punta del Este. Esta playa, conocida por su activa vida social y sus fiestas, atrae a un público que busca diversión, música y un entorno cosmopolita.
Los paradores en Bikini destacan por sus servicios premium, que incluyen zonas privadas y gastronomía sofisticada. Lo cierto es que los costos generales de comidas y bebidas en esta región balnearia oscilan entre 5 y 20 dólares, dependiendo del servicio elegido.
La exclusividad de Bikini y su ambiente dinámico la convierten en un espacio que combina el glamour con la diversión, una combinación ideal para aquellos que están buscando algo más que un día de sol y mar.
Solanas: el balneario que dejó de ser protagonista
Aunque Punta del Este deslumbra con playas llenas de actividad, no todos los balnearios mantienen el mismo nivel de protagonismo. En el extremo opuesto de José Ignacio, a más de una hora y media de distancia, se encuentra Solanas, una playa que vivió su apogeo en los años 80.
Con el paso del tiempo, su ubicación alejada de las zonas más populares y la particularidad de que presenta una arena húmeda, que no resulta agradable para todos, su atractivo se vio limitado.
A pesar de esto, los atardeceres siguen siendo su mayor tesoro. Durante mucho tiempo, fue el escenario predilecto para disfrutar del ocaso, con vistas que aún maravillan a quienes eligen este rincón de la costa. Sin embargo, muchos turistas ahora prefieren la Mansa de José Ignacio, que ofrece un entorno más accesible y vistas igualmente espectaculares.
Hoy, Solanas se orienta a un público más familiar y mantiene un ambiente sereno, lejos del bullicio que caracteriza a otras playas.
El ambiente y los looks del verano esteño
El verano en Punta del Este se vive con intensidad, y las playas no solo son un espacio para disfrutar del mar, sino también puntos de encuentro donde el estilo personal se mezcla con las tendencias del momento.
Cada balneario tiene su propio carácter, reflejado en quienes lo visitan y el ambiente que se respira; y la afluencia de turistas este año se siente en cada rincón de la ciudad que, según confirmaron distintas fuentes a Infobae, ya muestra una gran vitalidad.
Este dinamismo se traduce en un entorno donde la moda playera varía entre la funcionalidad y la sofisticación, dependiendo del público y el lugar.
El lujo y la exclusividad inspiran elecciones audaces y elegantes, como túnicas bordadas, bikinis metalizadas y camperas de cuero que aportan un toque de estilo incluso en los entornos más relajados. Los estampados, especialmente el animal print, y los accesorios de diseño como sombreros y anteojos de sol de marcas italianas o francesas completan una estética que refleja el glamour del verano.
A la vez, los días de playa inspiran una moda más funcional y cómoda, pensada para la actividad y la relajación bajo el sol. Trajes de baño modernos, pareos ligeros y prendas frescas como vestidos sueltos o camisetas se convierten en los favoritos para quienes priorizan la practicidad sin renunciar al estilo.
En Punta del Este, las tendencias del verano logran un equilibrio perfecto entre la comodidad que exigen las vacaciones y la elegancia que caracteriza a este destino emblemático que, además de las prendas y accesorios que marcan tendencia, se completan con la actitud y la alegría de los visitantes.
Fuente. Infobae