Y ese estado de felicidad plena es el que transmitió con una story en su cuenta de Instagram, sentado y apoyado contra un palo, con una bebida detrás, y una sonrisa que es la mejor definición posible de alegría, con la transpiración típica del final del trabajo, esa que inspira a darle para adelante.

Leo jugará sus últimos dos partidos oficiales del año. Luego, las Fiestas de fin de año, con su familia, con un tiempo de descanso más prolongado que en su etapa europea, en situaciones en las que tanto el Barcelona como el PSG le exigían el regreso inmediato porque la competencia apenas paraba una semana.

El capitán de la Selección genera una empatía con el público que solo puede dimensionarse con la que disfrutaba Diego Maradona luego del Mundial de México 86. Se sabe que en la Boca no habrá butacas vacías, pese a que los precios fueron altos. Es que está Leo, con un equipo que en su exposición post Mundial solo devuelve alegrías, desde el juego y desde los resultados. Entonces, la confianza a full es la que transmitió Leo en esa imagen que él quiso difundir.

Este lunes participó de la práctica con la Selección, conoció a un nuevo compañero, Pablo Maffeo, y volvió a verse con muchos de los de siempre, los de la gloria en Medio Oriente.

Después de la cita con los charrúas de Marcelo Bielsa, el viaje a Río de Janeiro para enfrentar el martes a Brasil en el Maracaná, esta vez una Verdeamarela sin su amigo Neymar pero con mucho para disputar, como lo que algunos fans del equipo de Diniz querrán, una revancha de la Copa América 2021, en ese mismo estadio, el primer gran eslabón del ciclo Scaloni.

Las ganas de volver a ver a Leo con la Selección en el público argentino son las mismas que tiene la Pulga por ponerse la diez y empezar a encarar a los de Celeste.